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Mostrando entradas de 2013

Chistes hiperbólicos o "tantanes"

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Era un hombre tan alto que se comió un yogur y cuando llegó al estómago ya estaba caducado. Era tan alto, que tropezó en un pueblo y cayó en otro. Era un hombre tan alto que tropezó el jueves y se cayó el domingo. Era un hombre tan alto que cuando miraba hacia abajo le daba vértigo. Era un hombre tan avaro que no prestaba ni la menor atención. Era un hombre tan avaro que no se ponía al sol para no dar sombra. Era un hombre tan bajo que la cabeza le olía a pies. Era un hombre tan bruto que en vez de peine usaba serrucho.

Comparaciones ¿odiosas?

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Trabajas más que el chapista de Mazinger-Z Tienes menos cuello que un muñeco de nieve. Te pierdes más que un paraguas. Estas más tieso que la rodilla de un clic de Famóbil. Eres más basto que un Petisuis de morcilla. Tienes más rollo que el perro de Scotex. Eres más inútil que el limpiaparabrisas de un submarino Eres más simple que el vocabulario del Correcaminos.

"Érase una vez (o El lobito bueno)"

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José Agustín Goytisolo (1928-1999) Érase una vez un lobito bueno al que maltrataban todos los corderos. Y había también un príncipe malo, una bruja hermosa y un pirata honrado. Todas estas cosas había una vez. Cuando yo soñaba un mundo al revés. Y además...

"El gigante egoísta"

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Oscar Wilde (1854-1900) Cada tarde, a la salida de la escuela, los niños se iban a jugar al jardín del Gigante. Era un jardín amplio y hermoso, con arbustos de flores y cubierto de césped verde y suave. Por aquí y por allá, entre la hierba, se abrían flores luminosas como estrellas, y había doce albaricoqueros que durante la primavera se cubrían con delicadas flores color rosa y nácar, y al llegar el otoño se cargaban de ricos frutos aterciopelados. Los pájaros se demoraban en el ramaje de los árboles, y cantaban con tanta dulzura que los niños dejaban de jugar para escuchar sus trinos. -¡Qué felices somos aquí! -se decían unos a otros. Pero un día el Gigante regresó. Había ido de visita donde su amigo el Ogro de Cornish, y se había quedado con él durante los últimos siete años. Durante ese tiempo ya se habían dicho todo lo que se tenían que decir, pues su conversación era limitada, y el Gigante sintió el deseo de volver a su mansión. Al llegar, lo primer...

Tesoro

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Manuel Vicent EL PAÍS , 13/10/2013 Está amaneciendo. Es la hora de los pájaros. A los colegios e institutos llegan en bandadas niños y chavales cargados con sus mochilas. Ellos no lo saben, pero todos se dirigen a la isla del tesoro. Puede que ignoren dónde está ese mar y en qué consiste la travesía y qué clase de cofre repleto de monedas de oro les espera realmente. El patio del colegio se transforma, de repente, en un ruidoso embarcadero. Desde ese muelle lleno de mochilas cada alumno abordará su aula respectiva, que, si bien no lo parece, se trata de una nave lista para zarpar cada mañana. En el aula hay una pizarra encerada donde el profesor, que es el timonel de esta aventura, trazará todos los días el mapa de esa isla de la fortuna. Ciencias, matemáticas, historia, lengua, geografía: cada asignatura tiene un rumbo distinto y cada rumbo un enigma que habrá que descifrar. La travesía va a ser larga, azarosa, llena de escollos. Muchos de estos niños y chavales ...

"Sin noticias de Gurb..."

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Eduardo Mendoza (1943-) Sin noticias de Gurb (1990) Día 9   00.01 (hora local). Aterrizaje efectuado sin dificultad. Propulsión convencional (ampliada). Velocidad de aterrizaje: 6.30 de la escala convencional (restringida). Velocidad en el momento del amaraje: 4 de la escala Bajo-U1 o 9 de la escala Molina-Clavo. Cubicaje: AZ-0.3. Lugar de aterrizaje: 63º (IIB) 28476394783639473937492749. Denominación local del lugar de aterrizaje: Sardanyola. 07.00. Cumpliendo órdenes (mías) Gurb se prepara para tomar contacto con las formas de vida (reales y potenciales) de la zona. Como viajamos bajo forma acorpórea (inteligencia pura-factor analítico 4800), dispongo que adopte cuerpo análogo al de los habitantes de la zona. Objetivo: no llamar la atención de la fauna local (real y potencial). Consultado el Catálogo Astral Terrestre Indicativo de Formas Asimilables (CATIFA), elijo para Gurb la apariencia del ser humano denominado Marta Sánchez. 07.15. Gurb abandon...

Ricos y pobres

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Eduardo Mendoza (1943-) Sin noticias de Gurb (1990) 21.00 Concluyo el recorrido del barrio de Pedralbes sin haber encontrado a Gurb, pero muy gratamente impresionado por lo elegante de sus casas, lo recoleto de sus calles, lo lozano de su césped y lo lleno de sus piscinas. No sé por qué algunas personas prefieren habitar en barrios como San Cosme, de triste recuerdo, pudiendo hacerlo en barrios c omo Pedralbes. Es posible que no se trate tanto de una cuestión de preferencias como de dinero. Según parece, los seres humanos se dividen, entre otras categorías, entre ricos y pobres. Es ésta una división a la que ellos conceden gran importancia, sin que se sepa por qué. La diferencia fundamental entre los ricos y los pobres, parece ser ésta: que los ricos, allí donde van, no pagan, por más que adquieran o consuman lo que se les antoje. Los pobres, en cambio, pagan hasta por sudar. La exención de que gozan los ricos puede venirles de antiguo o haber sido obtenida rec...

"Un extraterrestre de compras"

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Eduardo Mendoza (1943-) Sin noticias de Gurb (1990) 15.00  Ahora que dispongo de dinero, decido recorrer la zona céntrica de la ciudad, y visitar sus afamados comercios. Ha vuelto a nublarse, pero por el momento parece que el tiempo aguanta. 16.0   Entro en una boutique. Me compro una corbata . Me la pruebo. Considero que me favorece y me compro noventa y cuatro corbatas iguales. 16.30   Entro en una tienda de artículos deportivos. Me compro una linterna, una cantimplora, un camping buta-gas, una camiseta del Barça, una raqueta de tenis, un equipo de wind-surf (de color rosa fosforescente) y treinta pares de zapatillas de jogging. 17.00   Entro en una charcutería y me compro setecientos jamones de pata negra. 17.10   Entro en una frutería y me compro medio kilo de zanahorias. 17.20   Entro en una tienda de automóviles y me compro un Maseratti .  17.45   Entro en una tienda de...

"La araña"

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Hanns Heinz Ewers  (1871-1943)   Y en eso reside la voluntad, que no muere. ¿Quién conoce los misterios de la voluntad, y su fuerza? Glanvill. Cuando el estudiante de medicina Richard Bracquemont decidió ocupar la habitación número siete del pequeño hotel Stevens, situado en el número 6 de la rue Alfred Stevens, tres personas se habían ahorcado en esa misma habitación colgándose del dintel de la ventana en tres viernes sucesivos. El primero era un viajante de comercio suizo. Su cuerpo no se encontró hasta la tarde del domingo; pero el médico dedujo que su muerte debió de haberse producido entre las cinco y las seis de la tarde del viernes. El cuerpo colgaba de un robusto gancho hincado en el dintel de la ventana, que normalmente se utilizaba para colgar ropa. La ventana estaba cerrada. El muerto había utilizado el cordón de la cortina. Como la ventana era bastante baja, sus piernas arrastraban por el suelo casi hasta las rodillas. El suicida debió ...

"El fantasma de Canterville"

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Oscar Wilde (1854-1900) Cuando el señor Hiram B. Otis, el ministro de Estados Unidos, compró Canterville-Chase, todo el mundo le dijo que cometía una gran estupidez, porque la finca estaba embrujada. Hasta el mismo lord Canterville, como hombre de la más estricta honradez, se creyó en el deber de hacérselo saber al señor Otis cuando llegaron a discutir las condiciones. -Nosotros mismos -dijo lord Canterville- hemos renunciado a vivir en ese sitio desde la época en que mi tía abuela, la duquesa de Bolton, tuvo un desmayo, del que nunca se repuso por completo, motivado por el espanto que experimentó al sentir que dos manos de esqueleto se posaban sobre sus hombros, mientras se vestía para cenar. Me creo en el deber de decirle, señor Otis, que el fantasma ha sido visto por varios miembros de mi familia, que viven actualmente, así como por el rector de la parroquia, el reverendo Augusto Dampier, agregado de la Universidad de Oxford. Después del trágico accidente ocurrido a...

Platero es pequeño, peludo, suave...

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Juan Ramón Jiménez  (1881-1958) Platero y yo (1914) Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro.  Lo dejo suelto y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas... Lo llamo dulcemente: "¿Platero?", y viene a mí con un trotecillo alegre que parece que se ríe, en no sé qué cascabeleo ideal... Come cuanto le doy. Le gustan las naranjas mandarinas, las uvas moscateles, todas de ámbar; los higos morados, con su cristalina gotita de miel... Es tierno y mimoso igual que un niño, que una niña...; pero fuerte y seco por dentro, como de piedra... Cuando paso sobre él, los domingos, por las últimas callejas del pueblo, los hombres del campo, vestidos de limpio y despaciosos, se quedan mirándolo: — Tiene acero... Tiene acero. Ace...

11 palabras intraducibles

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Ella Frances Sanders  The Huffington Post 31/08/2013 La relación entre las palabras y su significado es fascinante, y los lingüistas han pasado innumerables años deconstruyéndolas, separándolas letra por letra, y tratando de averiguar por qué hay tantos sentimientos e ideas que no se pueden plasmar con palabras, y que nuestras lenguas no consiguen identificar. Se ha escrito mucho sobre la idea de que las palabras no siempre pueden expresarlo todo. Como dijo Friedrich Nietzsche: "Las palabras son símbolos para la relación entre las cosas y entre estas y nosotros; en ningún lugar consiguen abarcar la verdad absoluta". Sin duda, el mejor libro que hemos leído sobre este tema es Through The Language Glass , de Guy Deutscher, que examina y analiza estos resquicios, la brecha que implica que haya palabras sin traducción y conceptos que no pueden explicarse bien entre distintas culturas. Reduciéndolo al mínimo, hemos ilustrado 11 de estas palabras marav...

Letra

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Blas de Otero (1916-1979) ..y dándole una lanzada en el aspa, la devolvió el viento con tanta furia... Quijote, I,8. Por más que el aspa le voltee y españa le derrote y cornee, poderoso caballero es Don Quijote. Por más que el aire se lo cuente al viento, y no lo crea y la aviente, muy airosa criatura es Dulcinea.

La Dulcinea de Marcel Duchamp

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  Octavio Paz (1914-1998) A Eulalio Ferrer  -Metafísica estáis. -Hago striptease. Ardua pero plausible, la pintura cambia la tela blanca en pardo llano y en Dulcinea al polvo castellano torbellino resuelto en escultura.  Transeúnte de París, en su figura —molino de ficciones, inhumano rigor y geometría— Eros tirano desnuda en cinco chorros su estatura.  Mujer en rotación que se disgrega y es surtidos de sesgos y reflejos: mientras más se desviste más se niega.  La mente es una cámara de espejos; invisible en el cuadro, Dulcinea perdura: fue mujer y ya es idea.

Como condensar a los clásicos

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Ernest Hemingway   (1899-1961) The Toronto Star Weekly,     20 de agosto de 1921   Casi han acabado el trabajo de condensar a los clásicos. Se trata de un pequeño grupo de entusiastas condensadores, supuestamente subvencionados por Andrew Carnagie, que han trabajado durante los últimos cinco años para reducir la literatura mundial a bocados comestibles para consumición del agotado hombre de negocios. Los miserables ha sido reducido a diez páginas. Parece que Don Quijote ocupa una columna y media. Las obras teatrales de Shakespeare no pasan de ochocientas palabras cada una. La Iliada y La Odisea cabrán en el texto de un componedor y medio cada una. Es algo magnífico poner a los clásicos al alcance del hombre de negocios cansado o retirado, aunque estigmatice el intento de colegios y universidades de poner al hombre de negocios al alcance de los clásicos. Pero aún hay un modo más rápido de presentar el asunto a quienes han de corr...

Ni siquiera soy polvo

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  Jorge Luis Borges (1899-1986)   No quiero ser quien soy. La avara suerte me ha deparado el siglo diecisiete, el polvo y la rutina de Castilla, las cosas repetidas, la mañana que, prometiendo el hoy, nos da la víspera, la plática del cura y del barbero, la soledad que va dejando el tiempo y una vaga sobrina analfabeta. Soy hombre entrado en años. Una página casual me reveló no usadas voces que me buscaban, Amadís y Urganda. Vendí mis tierras y compré los libros que historian cabalmente las empresas: el Grial, que recogió la sangre humana que el Hijo derramó para salvarnos, el ídolo de oro de Mahoma, ...

Cervantes o la crítica de la lectura

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Carlos Fuentes (1928-2012) Cervantes o la crítica de la lectura (1994) Resulta que ese pícaro, galeote convicto y falso titiritero, Ginés de Pasamonte, alias Ginesillo de Parapilla, alias Maese Pedro, está escribiendo un libro sobre su propia vida. ¿Está terminado el libro?, pregunta Don Quijote. Y Ginés le contesta: ¿Cómo va a estarlo, si mi vida aún no termina?   Esta es la última pregunta de Cervantes: ¿quién escribe los libros y quién los lee? ¿Quién es el autor del Quijote ? ¿Un tal Cervantes, más versado en desdichas que en versos, cuya Galatea ha leído el cura que hace el escrutinio de los libros de don Quijote? ¿Un tal de Saavedra, mencionado por el Cautivo con admiración, en razón de los hechos que cumplió y todo por alcanzar la libertad?   Cervantes, como don Quijote, es leído por los personajes de la novela Quijote , libro sin origen autoral y casi sin destino, agonizante apenas nace, reanimado por los papeles del historiador arábigo Cide Hamete B...

Dulcinea del Toboso

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Marco Denevi   (1922-1998)   L eyó tantas novelas que terminó perdiendo la razón. Se hacía llamar Dulcinea del Toboso (en realidad se llamaba Aldonza Lorenzo), se creía princesa (era hija de aldeanos), se imaginaba joven y hermosa (tenía cuarenta años y la cara picada de viruelas). Finalmente se inventó un enamorado al que le dio el nombre de don Quijote de la Mancha. Decía que don Quijote había partido hacia remotos reinos en busca de aventuras y peligros, tanto como para hacer méritos y, a la vuelta, poder casarse con una dama de tanto copete como ella. Se pasaba todo el tiempo asomada a la ventana esperando el regreso del inexistente caballero. Alonso Quijano, un pobre diablo que la amaba, ideó hacerse pasar por don Quijote. Vistió una vieja armadura, montó en su rocín y salió a los caminos a repetir las hazañas que Dulcinea atribuía a su galán. Cuando, seguro del éxito de su estratagema, volvió al Toboso, Dulcinea había muerto.

La mentira se salva por otra mentira

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Fiodor Dostoievski (1821-1881) Diario de un escritor (1879)  Un día Don Quijote, el caballero tan conocido, el más magnánimo caballero que jamás haya existido, vagabundeando con sul fiel escudero Sancho, tuvo un ataque de perplejidad. Había leído que sus predecesores de los tiempos antiguos, por ejemplo, Amadís de Gaula, habían tenido a veces que luchar durante años enteros con cien mil soldados enviados contra ellos por las potencias infernales o los magos. Ordinariamente, un caballero que tropieza con semejante ejército de réprobos saca su espada, invoca en su ayuda el nombre de su dama y se lanza solo en medio de sus enemigos, a los que extermina, sin dejar uno. Todo esto estaba bien claro; pero aquel día, Don Quijote permaneció pensativo. ¿Cómo querían que un caballero, por fuerte y valiente que fuese, exterminase a cien mil adversarios en un solo combate de veinticuatro horas? Se necesita ...

A Sancho Panza

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Gabriel Celaya   (1911-1991) Cantos Iberos , 1955 Sancho-bueno, Sancho-arcilla, Sancho-pueblo, tu lealtad se supone, tu aguante parece fácil, tu valor tan obligado como en la Mancha lo eterno. Sancho-vulgar, Sancho-hermano, Sancho, raigón de mi patria que aún con dolores perduras, y, entre cínico y sagrado, pones tu pecho a los hechos, buena cara a malos tiempos. Sancho que damos por nada, mas presupones milenios de humildad bien aceptada, no eres historia, te tengo como se tiene la tierra patria y matria macerada. Sancho-vulgo, Sancho-nadie, Sancho-santo, Sancho de pan y cebolla, trabajado por los siglos de los siglos, cotidiano, vivo y muerto, soterrado.

Parábola de Cervantes y el Quijote

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Jorge Luis Borges (1899-1986) El hacedor (1960)   Harto de su tierra de España, un viejo soldado del rey buscó solaz en las vastas geografías de Ariosto, en aquel valle de la luna donde está el tiempo que malgastan los sueños y en el ídolo de oro de Mahoma que robó Montalbán. En mansa burla de sí mismo, ideó un hombre crédulo que, perturbado por la lectura de maravillas, dio en buscar proezas y encantamientos en lugares prosaicos que se llamaban El Toboso o Montiel. Vencido por la realidad, por España, Don Quijote murió en su aldea natal hacia 1614. Poco tiempo lo sobrevivió Miguel de Cervantes. Para los dos, para el soñador y el soñado, toda esa trama fue la oposición de dos mundos: el mundo irreal de los libros de caballerías, el mundo cotidiano y común del siglo XVII. No sospecharon que los años acabarían por limar la discordia, no sospecharon que la Mancha y Montiel y la magra figura del caballero serían, para el porvenir, no menos poéti...

Sueña Alonso Quijano

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Jorge Luis Borges (1899-1986) La rosa profunda (1975) El hombre se despierta de un incierto sueño de alfanjes y de campo llano  y se toca la barba con la mano  y se pregunta si está herido o muerto.   ¿No lo perseguirán los hechiceros que han jurado su mal bajo la luna? Nada. Apenas el frío. Apenas una dolencia de sus años postrimeros.   El hidalgo fue un sueño de Cervantes   y don Quijote un sueño del hidalgo. El doble sueño los confunde y algo   está pasando que pasó mucho antes. Quijano duerme y sueña. Una batalla: los mares de Lepanto y la metralla.

Las confesiones de Don Quijote

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Luis García Montero (1958-) Casi nadie me llama por mi nombre, vulgar y cotidiano como la rebeldía. Prefieren otorgarme la nobleza ridícula que yo mismo elegí, el título de un pobre caballero, de una triste ilusión, y me recuerdan hoy por el delirio de mis noches, alunado, valiente en la cabalgadura de los sueños al confundir gigantes y molinos. No les resulta fácil convivir con el nombre de las cosas. El dolor y el desvelo convierten los rebaños en batallas, las cuevas en enigmas   y la fealdad inhóspita en belleza.

Vencidos

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León Felipe   (1884-1968) Versos y oraciones del caminante (1920-1929) Por la manchega llanura se vuelve a ver la figura de Don Quijote pasar... Y ahora ociosa y abollada va en el rucio la armadura, y va ocioso el caballero, sin peto y sin espaldar... va cargado de amargura... que allá encontró sepultura su amoroso batallar... va cargado de amargura... que allá «quedó su ventura» en la playa de Barcino, frente al mar... Por la manchega llanura se vuelve a ver la figura de Don Quijote pasar... va cargado de amargura... va, vencido, el caballero de retorno a su lugar. Cuántas veces, Don Quijote, por esa misma llanura en horas de desaliento así te miro pasar... y cuántas veces te grito: Hazme un sitio en tu montura y llévame a tu lugar; hazme un sitio en tu montura caballero derrotado, hazme un sitio en tu montura que yo también voy cargado de amargura y no puedo batallar. Ponme a la grupa contigo, caballero del honor,...

Diálogo perdido (Entre Don Quijote y Sancho)

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León Felipe (1884-1968) ¡Oh, este viejo y roto violín! (1965) -Todos andan buscando, Sancho, una paloma por el mundo y nadie la encuentra. -Pero , que paloma es la que buscan? -Es una paloma blanca que lleva en el pico el ultimo rayo amoroso de luz que queda ya sobre la tierra. -Como la golondrina de Tristán. -Eso, como la golondrina de Tristán. Bien te acuerdas, Sancho. Aquel cabello dorado de Isolda que dejo caer la golondrina sobre el hombro cansado del Rey era el rayo de amor que andaba buscando el hombre sobre la tierra, pero no es esto... hay otra definición; te lo explicaré mejor: esa paloma que andan buscando es aquella que una vez se le posó en la cabeza a un pobre Nazareno en el Jordán; aquello sí fue un buen juego de prestidigitación: un hombre sencillo entra a bañarse en el Jordán. se le posa una paloma blanca sobre la cabeza y sale de las aguas convertido en el hijo de la Luz en el hijo de Dios en el hijo de...

Letanía de nuestro señor Don Quijote

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Rubén Darío (1867-1916)   Rey de los hidalgos, señor de los tristes, que de fuerza alientas y de ensueños vistes, coronado de áureo yelmo de ilusión; que nadie ha podido vencer todavía, por la adarga al brazo, toda fantasía, y la lanza en ristre, toda corazón. Noble peregrino de los peregrinos, que santificaste todos los caminos con el paso augusto de tu heroicidad, contra las certezas, contra las conciencias y contra las leyes y contra las ciencias, contra la mentira, contra la verdad... ¡Caballero errante de los caballeros, varón de varones, príncipe de fieros, par entre los pares, maestro, salud! ¡Salud, porque juzgo que hoy muy poca tienes, entre los aplausos o entre los desdenes, y entre las coronas y los parabienes y las tonterías de la multitud!

Testamento de D. Quijote

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Francisco de Quevedo (1580-1645) De un molimiento de güesos a puros palos y piedras, don Quijote de la Mancha yace doliente y sin fuerzas, tendido sobre un pavés cubierto con su rodela, sacando como tortuga de entre conchas la cabeza. Con voz roída y chillando, viendo el escribano cerca, ansí, por falta de dientes habló con él entre muelas: “Escribid, buen caballero, que Dios en quietud mantenga, el testamento que fago por voluntad postrimera. Y en lo de su entero juicio, que ponéis a usanza vuesa, basta poner decentado, cuando entero no le tenga. A la tierra mando el cuerpo, coma mi cuerpo la tierra, que según está de flaco hay para un bocado apenas.

Poema 5: "Para que tú me oigas"

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  Pablo Neruda : Veinte poemas de amor y una canción desesperada (1924)     Para que tú me oigas mis palabras se adelgazan a veces como las huellas de las gaviotas en las playas. Collar, cascabel ebrio para tus manos suaves como las uvas. Y las miro lejanas mis palabras. Más que mías son tuyas. Van trepando en mi viejo dolor como las yedras. Ellas trepan así por las paredes húmedas. Eres tú la culpable de este juego sangriento. Ellas están huyendo de mi guarida oscura. Todo lo llenas tú, todo lo llenas. Antes que tú poblaron la soledad que ocupas, y están acostumbradas más que tú a mi tristeza. Ahora quiero que digan lo que quiero decirte para que tú las oigas como quiero que me oigas. El viento de la angustia aún las suele arrastrar. Huracanes de sueños aún a veces las tumban. Escuchas otras voces en mi voz dolorida. Llanto de viejas bocas, sangre de viejas súplicas. Ámame, compañer...