D. Melón, Dª Endrina y Trotaconventos: el final

Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, S. XIV


 (Tras el diálogo entre Trotaconventos y Dª Endrina, en el que ambas mujeres intercambian  un par de fábulas con las que pretenden reforzar sus respectivos argumentos, la dama no cede fácilmente a los requerimientos que don Melón le hace llegar a través de la vieja alcahueta. Como era de esperar en mujer honrada y virtuosa, aparenta resistirse antes de consentir abiertamente tales amoríos. Cuando don Melón se entera de que la primera entrevista de la celestina con su amada ha sido infructuosa, maldice su suerte y a la alcahueta. Sin embargo, con su astucia característica, la vieja tranquiliza a don Melón y vuelve a insistir con doña Endrina. Al fin, Trotaconventos consigue que doña Endrina vaya a su casa):

Sabido es que los placeres confortan las languideces,
por tanto, hija señora, visitadme algunas veces;
jugaremos la pelota y con otras pequeñeces
jugaréis, reiréis y, además, ¡veréis qué nueces![...]

Le prometió doña Endrina que con ella iría a holgar,
a comer de la su fruta y a la pelota jugar.
—“Señora —dijo la vieja—, mañana será el vagar;
a buscaros vendré yo cuando vea que hay lugar.”

(De esta manera, concierta con don Melón un encuentro aparentemente casual. Siguiendo el plan convenido, Melón de la Huerta entra en casa de Trotaconventos y, al ver a Doña Endrina -en un lugar, por cierto, tan poco respetable, finge sorprenderse):

¡Señora doña Endrina, por mí tan bien amada!
Vieja, ¿por eso me tenías la puerta cerrada?
¡Gran día es este en que hallé tal dama celada!
Dios y mi buena ventura me la tuvieron guardada.

(Pese al enfado inicial de la dama, los deseos lascivos de don Melón se cumplen. En realidad, faltan en los códices las treinta y dos cuartetas en las que esto sucedería, pero las conservadas nos dan pruebas fehacientes de que ha habido contacto carnal entre los personajes, con elocuentes expresiones de desesperación por parte de doña Endrina -que se reconoce “deshonrada” e insulta a la vieja-. Por eso Trotaconventos propone como solución que se casen)

Menos mal resultará que la cuestión ocultéis
que no que la descubráis y que el caso pregonéis;
si un casamiento se ofrece, así no lo perderéis,
mejor esto me parece que no que así os difaméis.[…]

Pues que por mí, según dices, el daño ha venido,
Por mí quiero que el bien os sea restituido:
Sed vos su mujer; sea él vuestro marido;
Todo vuestro deseo lo dejo así cumplido.

(Y, en efecto):

Doña Endrina y don Melón, mujer y marido son;
En la boda, los amigos se alegran con razón.
Si es malo lo contado, otorgadme perdón,
Que lo feo de esta historia es de Pánfilo y Nasón.

Así, señoras mías, entended el romance;
de amor loco guardaos, que no os coja ni alcance.
Abrid vuestras orejas, el corazón se lance
al amor de Dios, limpio, loco amor no lo trance. (…)

La que, por desventura, es o ha sido engañada,
evite otra ocasión de caer en la celada;
de corazón y de orejas no quiera ser privada,
en ajena cabeza resulte escarmentada.

De la charla peligrosa huya la niña hechicera,
pues de un granito de agraz resulta una gran dentera,
de una nuez chica nace gran árbol de noguera;
muchas espigas produce un grano de sementera.(…)

Aplícate bien la historia de la hija del endrino;
la conté por darte ejemplo, y no porque a mí avino.
Guárdate de vieja falsa, de bromas con mal vecino;
no estés con un hombre a solas ni te acerques al espino.

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