Momo
(1919-1995)
Momo (1931)
El aspecto externo de Momo ciertamente era un
tanto desusado y acaso podía asustar algo a la gente que da mucha
importancia al aseo y al orden. Era pequeña y bastante flaca, de modo
que ni con la mejor voluntad se podía decir si tenía ocho años sólo o ya
tenía doce. Tenía el pelo muy ensortijado, negro como la pez, y con
todo el aspecto de no haberse enfrentado jamás a un peine o unas
tijeras: Tenía unos ojos muy grandes, muy hermosos y también negros como
la pez y unos pies del mismo color, pues casi siempre iba descalza.
Sólo en invierno llevaba zapatos de vez en cuando, pero solían ser
diferentes, descabalados, y además le quedaban demasiado grandes. Eso
era porque Momo no poseía nada más que lo que encontraba por ahí o lo
que le regalaban. Su falda estaba hecha de muchos remiendos de
diferentes colores y le llegaba hasta los tobillos. Encima llevaba un
chaquetón de hombre, viejo, demasiado grande, cuyas mangas se
arremangaba alrededor de la muñeca. Momo no quería cortarlas porque
recordaba, previsoramente, que todavía tenía que crecer. Y quién sabe si
alguna vez volvería a encontrar un chaquetón tan grande, tan práctico y
con tantos bolsillos.