Madrid revisa el suicidio de un menor por un posible acoso escolar

Pilar Álvarez


 “Yo no aguanto ir al colegio y no hay otra manera de no ir”, dejó escrito Diego en una carta a sus padres


Diego dejó escrita una carta antes de suicidarse tirándose por la ventana del quinto piso de su vivienda el pasado 14 de octubre. En ella, este niño madrileño de 11 años se despedía de sus padres diciendo: “Nunca os olvidaré”. Además, dedicaba unas palabras a su abuelo, a su tío, a su hermanastra, y dejaba la siguiente frase: “Os digo esto porque yo no aguanto ir al colegio y no hay otra manera para no ir”. Los padres, Carmen y Manuel González, de 52 y 57 años, se aferran a esa carta para pedir que se reabra el caso de su hijo, alumno de un centro concertado religioso madrileño, por un posible acoso escolar.

El juzgado de Instrucción 1 de Leganés (Madrid) archivó la causa en diciembre “al no poder determinarse que hubiera habido intermediación de terceros en la muerte del pequeño”, según fuentes judiciales. Los padres presentaron un recurso para reabrir el caso, que la jueza recibió el lunes y que está en tramitación, según las citadas fuentes.

La inspección educativa de la Consejería madrileña de Educación también abrió una investigación tras la muerte en la que descartó el acoso escolar, aunque ahora revisan de nuevo el caso después de que los padres hicieran pública la carta, que adelantó el lunes el diario El Mundo. Durante esa primera inspección, no se contactó con la familia. Según un portavoz de Educación, no se hizo porque su actuación “se circunscribe dentro del ámbito escolar si no hay una denuncia de los padres”. Tras la publicación del testimonio del niño, la propia presidenta regional, Cristina Cifuentes, les recibirá el lunes y Educación no descarta volver a investigar.

Carmen y Manuel González no tenían constancia de que su hijo sufriera acoso. Ella recordaba este lunes que Diego vivió meses muy angustiado, que les decía que no quería volver al colegio y que, el día antes de morir, “salió muy pálido del centro”. “No conseguí sacarle nada”, lamenta la mujer. Diego era un niño “inteligente, muy especial y muy tierno”, define su madre. Con la carta, empezaron las sospechas.

El abogado de la familia, Robinson Guerrero, asegura que “una quincena de padres” del colegio se han puesto en contacto con ellos para contarles “otros casos”. “En un asunto tan grave como un suicidio de un menor la investigación debe llegar hasta el final”, pide el letrado. “Queremos que salga la verdad”, añade el padre.

Mariano Cano es uno de los padres mercedarios que dirigen el colegio Nuestra Señora de Los Ángeles, en el barrio obrero de Villaverde, que este año cumple su 50º aniversario y tiene un millar de alumnos. “Estamos impactados y estremecidos. No hemos detectado ni el más leve indicio de acoso ni había ningún problema con este chico. Desde el principio, estuvimos en contacto con la familia y colaboramos con la investigación policial y con la Consejería de Educación”, añade. Según Cano, no han recibido denuncias de más familias, pero añade que el caso “ha despertado la psicosis” de otros progenitores.




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