"La camisa"
(1828-1910)
Un Zar, hallándose enfermo, dijo:
—¡Daré
la mitad de mi reino a quien me cure!
Entonces
todos los sabios se reunieron y celebraron una junta para curar al Zar, mas no
encontraron medio alguno.
Uno de
ellos, sin embargo, declaró que era posible curar al Zar.
—Si
sobre la tierra se encuentra un hombre feliz —dijo—, quítesele la camisa y que
se la ponga el Zar, con lo que éste será curado.
El
Zar hizo buscar en su reino a un hombre feliz. Los enviados del soberano se
esparcieron por todo el reino, más no pudieron descubrir a un hombre feliz. No
encontraron un hombre contento con su suerte.
El
uno era rico, pero estaba enfermo; el otro gozaba de salud, pero era pobre;
aquél, rico y sano, quejábase de su mujer; éste de sus hijos; todos deseaban
algo.
Cierta
noche, muy tarde, el hijo del Zar, al pasar frente a una pobre choza, oyó que
alguien exclamaba:
—Gracias
a Dios he trabajado y he comido bien. ¿Qué me falta?
El
hijo del Zar sientióse lleno de alegría; inmediatamente mandó que le llevaran
la camisa de aquel hombre, a quien, en cambio, había de darse cuanto dinero
exigiera.
Los
enviados presentáronse a toda prisa en la casa de aquel hombre para quitarle la
camisa; pero el hombre feliz era tan pobre, que no tenía camisa.