"Adolescencia"

(1881-1958)


En el balcón, un instante 
nos quedamos los dos solos. 

Desde la dulce mañana 
de aquel día, éramos novios. 

—El paisaje soñoliento 
dormía sus vagos tonos, 
bajo el cielo gris y rosa 
del crepúsculo de otoño.— 

Le dije que iba a besarla; 
bajó, serena, los ojos 
y me ofreció sus mejillas, 
como quien pierde un tesoro. 

—Caían las hojas muertas, 
en el jardín silencioso, 
y en el aire erraba aún 
un perfume de heliotropos.— 

No se atrevía a mirarme; 
le dije que éramos novios, 
...y las lágrimas rodaron 
de sus ojos melancólicos.

Entradas populares de este blog

"España es así: los canis"

Tratado II: El clérigo de Maqueda

Tratado III: El escudero

A Sancho Panza

"El diccionario de Coll"

Las siete y media, y su peligro

"¿No es cierto, ángel de amor...?": la escena del sofá

Tratado IV- El fraile de la Merced

"Carta final a Carlota"

Chonis y canis