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Mostrando las entradas etiquetadas como Segunda mitad del siglo XX

"Miradme aquí"

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  Gloria Fuertes (1917-1998) Todo asusta (1958) Miradme aquí Miradme aquí, clavada en una silla, escribiendo una carta a las palomas. Miradme aquí, s que ahora podéis mirarme. Clarividencias me rodean y sapos hurgan en los rincones, los amigos huyen porque yo no hago ruido y saben que en mi piel hay un fantasma. Me alimento de cosas que no como, echo al correo cartas que no escribo y dispongo de siglos venideros. Es sobrenatural que ame las rosas. Es peligroso el mar si no sé nada, peligroso el amor si no sé nada. Me preguntan los hombres con sus ojos, las madres me preguntan con sus hijos, los árboles me insisten con sus hojas y el grito es torrencial y el trueno es hilo de voz y me coso las carnes con mi hilo de voz: ¡Si no sé nada!

"Vida"

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  José Hierro  ( 1922-2002) Cuaderno de Nueva York (1998) Edward Hopper: "Sol matinal" Después de todo, todo ha sido nada, a pesar de que un día lo fue todo. Después de nada, o después de todo supe que todo no era más que nada. Grito ¡Todo!, y el eco dice ¡Nada! Grito ¡Nada!, y el eco dice ¡Todo! Ahora sé que la nada lo era todo. y todo era ceniza de la nada. No queda nada de lo que fue nada. (Era ilusión lo que creía todo y que, en definitiva, era la nada.) Qué más da que la nada fuera nada si más nada será, después de todo, después de tanto todo para nada.

"Fe de vida"

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  José Hierro  (1922-2002) Alegría (1947) Sé que el invierno está aquí, detrás de esa puerta. Sé que si ahora saliese fuera lo hallaría todo muerto, luchando por renacer. Sé que si busco una rama no la encontraré. Sé que si busco una mano que me salve del olvido no la encontraré. Sé que si busco al que fui no lo encontraré. Pero estoy aquí. Me muevo, vivo. Me llamo José Hierro. Alegría (Alegría que está caída a mis pies.) Nada en orden. Todo roto, a punto de ya no ser. Pero toco la alegría, porque aunque todo esté muerto yo aún estoy vivo y lo sé.

"¡Qué lástima!"

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León Felipe   (1884-1968) Para Alberto López Argüello ¡Qué lástima que yo no pueda cantar a la usanza de este tiempo lo mismo que los poetas que hoy cantan! ¡Qué lástima que yo no pueda entonar con una voz engolada esas brillantes romanzas a las glorias de la patria! ¡Qué lástima que yo no tenga una patria! Sé que la historia es la misma, la misma siempre, que pasa desde una tierra a otra tierra, desde una raza a otra raza, como pasan esas tormentas de estío desde ésta a aquella comarca. ¡Qué lástima que yo no tenga comarca, patria chica, tierra provinciana! Debí nacer en la entraña en la estepa castellana Y fui a nacer en un pueblo del que no recuerdo nada: pasé los días azules de mi infancia en Salamanca, y mi juventud, una juventud sombría, en la montaña. Después… ya no he vuelto a echar el ancla y ninguna de estas tierras me levanta ni me exalta para poder cantar siempre en la misma tonada al mismo río que pasa rodando las mismas aguas, al mismo cielo, al mismo campo y en la mi...

"Para que yo me llame Ángel González"

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  Ángel González (1925-2008) Para que yo me llame Ángel González, para que mi ser pese sobre el suelo, fue necesario un ancho espacio y un largo tiempo: hombres de todo el mar y toda tierra, fértiles vientres de mujer, y cuerpos y más cuerpos, fundiéndose incesantes en otro cuerpo nuevo. Solsticios y equinoccios alumbraron con su cambiante luz, su vario cielo, el viaje milenario de mi carne trepando por los siglos y los huesos. De su pasaje lento y doloroso de su huida hasta el fin, sobreviviendo naufragios, aferrándose al último suspiro de los muertos, yo no soy más que el resultado, el fruto, lo que queda, podrido, entre los restos; esto que veis aquí, tan sólo esto: un escombro tenaz, que se resiste a su ruina, que lucha contra el viento, que avanza por caminos que no llevan a ningún sitio. El éxito de todos los fracasos. La enloquecida fuerza del desaliento...

"Nota autobiográfica"

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  Gloria Fuertes (1917-1998) Gloria Fuertes nació en Madrid a los dos días de edad, pues fue muy laborioso el parto de mi madre que si se descuida muere por vivirme. A los tres años ya sabía leer y a los seis ya sabía mis labores. Yo era buena y delgada, alta y algo enferma. A los nueve años me pilló un carro y a los catorce me pilló la guerra; A los quince se murió mi madre, se fue cuando más falta me hacía. Aprendí a regatear en las tiendas y a ir a los pueblos por zanahorias. Por entonces empecé con los amores, -no digo nombres-, gracias a eso, pude sobrellevar mi juventud de barrio. Quise ir a la guerra, para pararla, pero me detuvieron a mitad del camino. Luego me salió una oficina, donde trabajo como si fuera tonta, -pero Dios y el botones saben que no lo soy-. Escribo por las noches y voy al campo mucho. Todos los míos han muerto hace años y estoy más sola que yo misma. He publicado versos en todos los calendarios, escribo en un periódico de niños, y quiero comprarme a plazo...

"Autorretrato"

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  Nicanor Parra (1914-2018) Considerad, muchachos, esta lengua roída por el cáncer: soy profesor en un liceo obscuro he perdido la voz haciendo clases. (Después de todo o nada hago cuarenta horas semanales). ¿Qué os parece mi cara abofeteada? ¡Verdad que inspira lástima mirarme! Y qué decís de esta nariz podrida por la cal de la tiza degradante.   En materia de ojos, a tres metros no reconozco ni a mi propia madre. ¿Qué me sucede? —Nada. Me los he arruinado haciendo clases: la mala luz, el sol, la venenosa luna miserable. Y todo para qué: para ganar un pan imperdonable duro como la cara del burgués y con sabor y con olor a sangre. ¡Para qué hemos nacido como hombres si nos dan una muerte de animales!   Por el exceso de trabajo, a veces veo formas extrañas en el aire, oigo carreras locas, risas, conversaciones criminales. Observad estas manos y estas mejillas blancas de cadáver, estos escasos pelos que me quedan, ¡estas negras arrugas infernales! Sin embargo yo fui tal com...

Retrato de Julia

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  Gonzalo Torrente Ballester (1910-1999) La saga fuga de JB Y quizá sea este el momento y lugar adecuados para insertar un retrato de Julia, de cuyo rostro, hasta ahora, sólo se han hecho escasas y fugaces precisiones, cuando otra cosa merecen su frente, un poquito respingona, que daba gracia al conjunto, ahora algo triste; los ojos de rosa sobre fondo mate, ojos alabastrinos surcados de azules venas; las orejas oscuras y brillantes, convidando a libar en ellas las mieles primeras del amor; la nariz espaciosa, con una breve arruga vertical, dramática como si dijéramos; la boca endrina y fosca, con la suave y brillante pelusilla del melocotón maduro; las mejillas inteligentes, espabiladas, decididas; los pómulos, rojos y gordezuelos; el pelo, con rosados matices de nácar; la barbilla, larga y oscura, que cuando se levantaba salía el sol, aunque en plural; el cuello, partido por un hoyuelo que se ofrecía fragante como depósito de besos, y las pestañas redonditas, con mucho de garza e...

"Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento..."

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Gabriel García Márquez (1927-2014) Cien años de soledad  Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo. Todos los años, por el mes de marzo, una familia de gitanos desarrapados plantaba su carpa cerca de la aldea, y con un grande alboroto de pitos y timbales daban a conocer los nuevos inventos. Primero llevaron el imán. Un gitano corpulento de barba montaraz y manos de gorrión, que se presentó con el nombre de Melquíades, hizo una truculenta demostración pública de lo que él mismo llamaba la octava maravilla de los sabios alquimista...

"Ya al final de mi vida de pecador..."

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Umberto Eco (1932-2016) El nombre de la rosa    Ya al final de mi vida de pecador, mientras, canoso y decrépito como el mundo, espero el momento de perderme en el abismo sin fondo de la divinidad desierta y silenciosa, participando así de la luz inefable de las inteligencias angélicas, en esta celda del querido monasterio de Melk, donde aún me retiene mi cuerpo pesado y enfermo, me dispongo a dejar constancia sobre este pergamino de los hechos asombrosos y terribles que me fue dado presenciar en mi juventud, repitiendo verbatim cuanto vi y oí, y sin aventurar interpretación alguna, para dejar, en cierto modo, a los que vengan después (si es que antes no llega el Anticristo) signos de signos, sobre los que pueda ejercerse la plegaria del desciframiento.     El señor me concede la gracia de dar fiel testimonio de los acontecimientos que se produjeron en la abadía cuyo nombre incluso conviene ahora cubrir con un piadoso manto de silencio, hacia finales del año 1327, c...

"El Jarama"

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Rafael Sánchez Ferlosio (1927-2019) El Jarama Llegaba el ruido de la gente cercana y la música. —No está nada fría, ¿verdad? —Está la mar de apetitosa. Daba un poco de luna en lo alto de los árboles y llegaba de abajo el sosegado palabreo de las voces ocultas en lo negro del soto anochecido. Música limpia, de cristal, sonaba un poco más abajo, al ras del agua inmóvil del embalse. Sobre el espejo negro lucían ráfagas rasantes de luna y de bombillas. Estaban sumergidos hasta el tórax en su lisa carrera. Paulina se había rugido a la cintura de su novio. —¡Qué gusto de sentir el agua, como te pasa por el cuerpo! —¿Lo ves? No querías bañarte. —Me está sabiendo más rico que el de esta mañana. Sebas se estremeció. —Sí, pero ahora ya no es como antes, que te estabas todo el rato que querías. Ahora en seguida se queda uno frío y empieza a hacer tachuelas. Miró Paulina detrás de Sebastián: río arriba, la sombra del puente, los grandes arcos en tinieblas; ya una raya revelaba el pretil y los ladr...

"El día en que lo iban a matar..."

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  Gabriel García Márquez   (1927-2014) Crónica de una muerte anunciada El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo. Había soñado que atravesaba un bosque de higuerones donde caía una llovizna tierna, y por un instante fue feliz en el sueño, pero al despertar se sintió por completo salpicado de cagada de pájaros. «Siempre soñaba con árboles», me dijo Plácida Linero, su madre, evocando 27 años después los pormenores de aquel lunes ingrato. «La semana anterior había soñado que iba solo en un avión de papel de estaño que volaba sin tropezar por entre los almendros», me dijo. Tenía una reputación muy bien ganada de interprete certera de los sueños ajenos, siempre que se los contaran en ayunas, pero no había advertido ningún augurio aciago en esos dos sueños de su hijo, ni en los otros sueños con árboles que él le había contado en las mañanas que precedieron a su muerte. Tampoco Santiago Nasar recono...

"Aunque tú no lo sepas"

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Luis García Montero Habitaciones separadas (1994) Como la luz de un sueño, que no raya en el mundo pero existe, así he vivido yo iluminado esa parte de ti que no conoces, la vida que has llevado junto a mis pensamientos... Y aunque tú no lo sepas, yo te he visto cruzar la puerta sin decir que no, pedirme un cenicero, curiosear los libros, responder al deseo de mis labios con tus labios de whisky, seguir mis pasos hasta el dormitorio. También hemos hablado en la cama, sin prisa, muchas tardes esta cama de amor que no conoces, la misma que se queda fría cuanto te marchas. Aunque tú no lo sepas te inventaba conmigo, hicimos mil proyectos, paseamos por todas las ciudades que te gustan, recordamos canciones, elegimos renuncias, aprendiendo los dos a convivir entre la realidad y el pensamiento. Espiada a la sombra de tu horario o en la noche de un bar por mi sorpresa. Así he vivido yo, como la luz del sueño que no recuerdas cuando te despiertas.

"Bajarse al moro": Y llegó Elena

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José Luis Alonso de Santos (1942-)   Bajarse al moro(1985) (Se abre la puerta de la calle y aparece la cabeza de CHUSA, veinticinco años, gordita, con cara de pan y gafas de aro.) CHUSA. ¿Se puede pasar? ¿Estás visible? Que mira, que ésta es Elena, una amiga muy maja. Pasa, pasa, Elena. (Entra y detrás ELENA con una bolsa en la mano, guapa, de unos veintiún años, la cabeza a pájaros y buena ropa.) Este es Jaimito, mi primo. Tiene un ojo de cristal y hace sandalias. ELENA . (Tímidamente) ¿Qué tal?

"Vamos, señó Pruyá..."

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Eduardo Mendoza Una comedia ligera (1996) "Vamos, señó Pruyá..., me sea usté comprensivo, que endespués de tó, un servidor no tié modales ni sabe cómo comportarse con la gente como usté; antes de venir a verle estaba tan nervioso y tan asorao que me metí en la tasca y me tomé una copichuela; ya ve usté si me doy cuenta de mis defeciencias. Pero ni mis mejores intenciones han valío pa ná, caguen mis huesos. Así que a lo dicho, llame usté a la policía, llámela, que me lo tengo merecío; y endespués de tó, a mí poco se me da la policía; la policía y yo semos viejos amigos. No tuve padre ni maestro ni siquiera un jodío cura que me enseñara el cantecismo, pero nunca me ha faltao un poli dispuesto a velar por mí sin que yo se lo pidiera. Hoy mesmo, sin necesidad de ir más lejos, nos haimos pasao el día en Jefatura la niña y aquí mi menda, sin culpa ni merecelo. Tanto nos han retenío que por poco la niña no se pierde el ensayo, pobrecita mía, que es lo que más la habría dolío: ...

"Una historia común"

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Antonio Gala El corazón tardío (1998) Yo no creo haber hecho nada malo esta mañana… Me parecieron todos muy nerviosos. Iban y venían por los pasillos, esquivándose unos a otros. Ella le gritaba a la madre de él, y los dos niños, con las manos llenas de cosas, entraban en el dormitorio de los padres, que yo tengo prohibido. La pequeña –la más amiga mía- chocó contra mí dos o tres veces. Yo le buscaba los ojos, porque es la mejor manera que tengo de entenderlos: los ojos y las manos. El resto del cuerpo ellos lo saben dominar y, si se lo proponen, pueden engañarte y engañarse entre sí; pero las manos y los ojos, no. Sin embargo, esta mañana mi pequeña no me quería mirar. Sólo después de ir detrás de ella mucho tiempo, en aquel vaivén desacostumbrado, me dijo: "Drake, no me pongas nerviosa. ¿No ves que nos vamos de veraneo, y están los equipajes sin hacer?". Pero no me tocó ni me miró.

"Contigo"

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Luis Alberto de Cuenca (1950-) Viajar a Marte o al cuarto de la plancha. Pero contigo

"La llamada"

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Luis Alberto de Cuenca (1950-) " El hacha y la rosa " (1993) La noche había sido muy larga y muy oscura. Quería oír tu voz. Que tus dulces palabras me trajeran un poco de calma. Que el cariño que sentías por mí viajara por teléfono hacia mi corazón maltrecho y derrotado. Quería oír tu voz y oí la de tu amante.

"In Illo tempore"

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Luis Alberto de Cuenca  1959-   "Por fuertes y fronteras" (1996) Tus padres se habían ido a no sé dónde y la casa quedó para nosotros, lo mismo que el convento abandonado del poema de Jaime Gil de Biedma. Con la música a tope, preparaste una mezcla explosiva en una jarra mientras yo te quitaba, dulcemente, la ropa de cintura para arriba. Llenaste las dos copas hasta el borde. Bebimos. Nos entró la risa tonta, y se nos puso un brillo en la mirada que subrayaba nuestra juventud, y nos besamos como en las películas, y nos quisimos como en las canciones. Cuando la realidad era el deseo y nuestro reino no era de este mundo "

"El desayuno"

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Luis Alberto de Cuenca (1950-) "El hacha y la rosa" (1993) Me gustas cuando dices tonterías, cuando metes la pata, cuando mientes, cuando te vas de compras con tu madre y llego tarde al cine por tu culpa. Me gustas más cuando es mi cumpleaños y me cubres de besos y de tartas, o cuando eres feliz y se te nota, o cuando eres genial con una frase que lo resume todo, o cuando ríes (tu risa es una ducha en el infierno), o cuando me perdonas un olvido. Pero aún me gustas más, tanto que casi no puedo resistir lo que me gustas, cuando, llena de vida, te despiertas y lo primero que haces es decirme: «Tengo un hambre feroz esta mañana. Voy a empezar contigo el desayuno». Y además....