Retrato de Julia

 Gonzalo Torrente Ballester

(1910-1999)

La saga fuga de JB


Y quizá sea este el momento y lugar adecuados para insertar un retrato de Julia, de cuyo rostro, hasta ahora, sólo se han hecho escasas y fugaces precisiones, cuando otra cosa merecen su frente, un poquito respingona, que daba gracia al conjunto, ahora algo triste; los ojos de rosa sobre fondo mate, ojos alabastrinos surcados de azules venas; las orejas oscuras y brillantes, convidando a libar en ellas las mieles primeras del amor; la nariz espaciosa, con una breve arruga vertical, dramática como si dijéramos; la boca endrina y fosca, con la suave y brillante pelusilla del melocotón maduro; las mejillas inteligentes, espabiladas, decididas; los pómulos, rojos y gordezuelos; el pelo, con rosados matices de nácar; la barbilla, larga y oscura, que cuando se levantaba salía el sol, aunque en plural; el cuello, partido por un hoyuelo que se ofrecía fragante como depósito de besos, y las pestañas redonditas, con mucho de garza en la esbeltez. Esto era cuanto mostraba Julia de su belleza, porque, al cerrar los ojos, las perlas de sus dientes no podían desgranarse.

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