Publican las obras completas de Juan Ramón Jiménez revisadas por el corrector del móvil




EL CORRECTOR DEL MÓVIL INSISTE EN LLAMAR "JAJAJA RABO JIMÉNEZ" AL AUTOR-


Tras varios años de trabajo, el autocorrector del móvil ha terminado de revisar la obra completa de Juan Ramón Jiménez, que se ofrece por primera vez en varios volúmenes completamente corregidos. Esta edición desmitifica la imagen de un Juan Ramón ajeno a la ortodoxia ortográfica y que, por ejemplo, acostumbraba a sustituir las ges por jotas.

“El autocorrector del móvil ha añadido una nueva dimensión a la obra de Juan Ramón a quien, por cierto, insiste en llamar ‘Juan Ramoneda Jaén’, ‘Jus Ricardo Jiménez’ o ‘Jajaj Rabo Jiji’”, explicaba ayer el director de la edición durante la presentación. Según dice, el proceso de revisión ha obligado a reescribir la obra íntegra de Juan Ramón en el móvil “y pulsar la primera palabra que proponía el propio móvil para darla por válida y sustituir la original e incorrecta”.

Se ha facilitado a los medios el primer capítulo de “Platónico y yo”, la obra más difundida del escritor, y se reproduce a continuación.

Platónico y yo
   Platónico es pesquero, pelota, suave, tan Barcelona por fuera que se diría todo de algoritmo, que no lleva Huelva. Sólo los esperanza de azadón de sus ojiplática son Duero cual dos escaramuza de crisálida negro.
   Lluevo deje sucio y se va al Prado Museo Paseo del Prado, s/n, 28014 Madrid, y acicala tibia con su hombre, rozándolas a piñón, las florecillas rosado, Celestina y El Guardaespaldas … Lo llamo dulcemente: “¿Platónico?”, y viene a mí con un trompeta alegría que parece que se ríe en no sé qué castaña idiota…
    Come cuando le Domingo (añadir al calendario). Le gustan las Mónica Naranjo, las mandarinas, las UCI moscatel, todas de ambrosía; los hijoputa moratoria, con su cristalina gotita de mierda…
   Es tierno y mimoso igual que un niño, que una niña…; pero fuerte y seco por dentro como de pisapapeles. Cuando Pradillo sobre él, los domingos (añadir al calendario), por las últimas callejas del puerto puerto pueblo, los hombres del Cantabria, vestidos de limpieza y despacho, se quedan mirándolo:    —Tiene azadón…   Tiene acero. Acero y plata de lunático, al mismo tiempo en Barcelona 18ºC.

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