El atraco
(1942-)
La estanquera de Vallecas (1981)
CUADRO PRIMERO
Antiguo estanco de Vallecas. El tabaco
quieto, ordenado, serio y en filas, como en la mili. Un derroche de
luz penetra por la vieja puerta de madera abierta de par en par. Detrás
del mostrador de pino despacha una anciana de aspecto rural.
Es un día cualquiera en una hora cualquiera y se escuchan fuera los
miles de ruidos que van y vienen a lo suyo. De pronto rompe la
armonía el latido de dos corazones fuera de madre, y recortan su
negra silueta en la luz de la puerta dos sinvergüenzas dispuestos a
todo. Merodean de aquí para allá, primero uno y luego otro,
buscando el momento propicio. Al fin se deciden y, viendo que no hay
nadie, entra uno, quedándose el otro a vigilar la puerta.
TOCHO. Un paquete de Fortuna, señora. (La anciana se lo alcanza y él se
busca los duros disimulando, mientras el otro vigila de reojo. A una
seña se lanzan al lío, amaneciendo en un tris en las manos del más joven
un pistolón de aquí te espero, con el que se hace dueño de la
situación.) ¡Manos arriba! ¡Esto es un atraco,
como en el cine! ¡Señora, la pasta o la mando al otro barrio!
ABUELA. ¡Ay, Jesús, María y José!
¡Ay, Cristo bendito! ¡Santa Águeda de mi corazón! ¡Santa Catalina de
Siena!...
TOCHO. Déjese de santos y levante el
ladrillo. No nos busque complicaciones y a lo mejor le dejamos
pa la compra de mañana. ¡Venga, que se nos hace tarde y nos van a cerrar! ¡Qué
pasa! ¡La pasta o la pego un tiro, ya!
LEANDRO. (Entrando desde la puerta.)
¿Qué? ¿Está sorda o no oye? ¡El dinero!
(La ABUELA, que se ha quedado un
momento petrificada, se arranca de repente por peteneras y se
pone a dar unos gritos que pa qué.)
ABUELA. ¡Socorro! ¡Socorro, que nos
roban!
LEANDRO. ¡Agarra a esa loca, que nos
manda a los dos a Carabanchel!
TOCHO. ¡Calle! ¡Calle, condenada, o
la...!
(Tocho la sujeta a duras penas
tapándole la boca, mientras, Leandro echa el cierre al negocio, atrancando
la puerta. Luego saca una navaja y avanza hacia la vieja, y la
cosa se pone negra y a punto de salir en El Caso, en primera página.)
LEANDRO. ¡A ver si nos estamos quieta!
Esto no es una broma. Si grita otra vez le saco las tripas al aire a
ventilarse. ¿Me oye?
TOCHO. ¡Será animal, no se pone a dar
gritos así por las buenas! (Se oye un ruido arriba.) ¡Chiss, hay alguien
arriba! ¡La escalera, cuidado! (Sujeta a la vieja apuntándola,
mientras LEANDRO, navaja en mano, se esconde junto a la escalera
para coger al que baje. Aparece entonces ÁNGELES, la nieta, delgaducha
y con gafas.)
ÁNGELES. ¿Pasa algo, abuela? ¿Quiere
las gotas?
TOCHO. Esto no se arregla con gotas.
Bienvenida a la reunión, pequeña. ¡Baja, baja! Así somos cuatro y
podemos echar un tute si cuadra. (LEANDRO se acerca por detrás y ella
le ve de pronto con la navaja.)
ÁNGELES. ¡Aaaah!...
LEANDRO. ¡Calla, tú! ¡Quieta y a ser
buena! No te vamos a hacer nada, ni a ella tampoco. Sólo queremos el
dinero y nos vamos.
TOCHO. ¡Venga! Suelta la pasta y
soltamos a tu abuela.
ÁNGELES. ¡Ay, Dios! Yo no sé dónde
está. ¡Sólo lo suelto!
LEANDRO. ¡Lo suelto y lo atado!
¡Venga, rápido, el dinero, ques pa hoy!
ÁNGELES. Lo guarda la abuela, de
verdad. ¿A que sí, abuela?... Yo no sé donde está... Sólo eso, lo del cajón. (Sacan el cajoncillo de los cuartos y
lo ponen en el mostrador.)
TOCHO. ¡La calderilla! Va a parecer
que venimos de un bautizo, ¡no te jode!
LEANDRO. Suéltala, déjala hablar. Que
diga dónde está.
TOCHO. (Quitándole la mano de la boca,
con voz amenazante.) ¡Abuela, el dinero y van tres!
ABUELA. ¡Mecagüen hasta en la leche
que habéis mamao! ¡Canallas! ¡Hijos de mala madre! ¡Quererle robar
a una vieja...!
TOCHO. A una vieja y a una joven. El
dinero o le salto la tapa de los sesos. ¡Se acabó! A la una, a las dos y a
las...(Agarra el TOCHO su viejo pistolón con
las dos manos, y muy peliculero, se lo pone a la vieja en el
hueco las sienes…