Chistes hiperbólicos o "tantanes"


Era un hombre tan alto que se comió un yogur y cuando llegó al estómago ya estaba caducado.

Era tan alto, que tropezó en un pueblo y cayó en otro.

Era un hombre tan alto que tropezó el jueves y se cayó el domingo.

Era un hombre tan alto que cuando miraba hacia abajo le daba vértigo.

Era un hombre tan avaro que no prestaba ni la menor atención.

Era un hombre tan avaro que no se ponía al sol para no dar sombra.

Era un hombre tan bajo que la cabeza le olía a pies.

Era un hombre tan bruto que en vez de peine usaba serrucho.

Era un hombre que tenía la cara tan ancha que con un ojo veía el sol y con el otro la luna.

Era una casa tan pequeña que cuando entraba el sol tenían que salirse todos.

Era un cazador tan malo que los conejos le pedían autógrafos

Era un hombre tan delgado que se hizo un traje de mil rayas y le sobraron novecientas noventa y nueve.

Era un hombre tan despistado que se pasó dos horas delante del espejo pensando de qué le sonaba aquella cara.

Era una familia tan numerosa que la cigüeña vivía con ellos.

Era un futbolista tan malo que la única vez que metió un gol lo falló en la repetición.

Era un hombre tan feo que mandó su foto por email y lo detectó el antivirus.

Era un hombre tan gafe que lo atropelló un coche que estaba aparcado.

Era un hombre tan tonto que se compró una radio nueva porque no le gustaban las emisoras.

Era un verano tan caluroso que las gallinas ponían los huevos fritos

Era un verano tan seco quelas vacas daban leche en polvo.

Era un hombre tan viejo que no lo trajo la cigüeña sino un pterodáctilo.

Era un príncipe tan feo que Cenicienta se fue a casa a las diez.

Era un hombre tan gafe que se sentó en un pajar y se clavó la aguja.

Era un hombre tan pequeño que se sentaba en una moneda y le colgaban los pies.

Era un cartero tan lento que cuando entregaba las cartas ya eran documentos históricos.

Era un hombre tan pesimista que se desmayó y en vez de volver en sí, volvió en no.

Era un hombre tan tacaño que se incendió su casa e hizo una llamada perdida a los bomberos

Era un hombre tan bajito que se subió a una canica y dijo “el mundo es mío”.

Era un estudiante tan tonto que cuando la profesora borraba la pizarra, él borraba el cuaderno.

Era una señora tan fea que no la admitieron en un concurso de feos porque no aceptaban profesionales.

Era una señora tan gorda que cuando le sacaban una foto ponía “continuará”.

Era una señora tan gorda que cuando salía en la tele, salía en todos los canales.

Eran dos vecinas que vivían tan cerca, tan cerca, que cuando una pelaba cebollas, la otra lloraba.

Era tan parlanchina, tan parlanchina, que no se pintaba los labios sino los codos.

Era tan bajito, tan bajito que para bajarse de la acera, saltaba en paracaídas.

Era una mujer tan delgada que cuando se vestia de rojo parecia un arañazo.

Era un hombre con la cabeza tan pequeña, que no le cabía la menor duda.

Era una mujer tan fea que fue a comprarse una careta y sólo le vendieron la goma



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