Los restos de los amantes de teruel
Las momias de los Amantes de Teruel descubiertas en el año
1555 en una capilla de la iglesia de San Pedro, permanecieron
visibles allí mismo hasta el año 1578 en que fueron
enterradas de nuevo en la capilla de San Cosme y San Damián
de la misma iglesia por orden de don Andrés Santos, obispo
de Teruel.
El notario Yagüe de Salas, tras conocer la historia, mandó desenterrar los cuerpos y levantó acta notarial de los mismos así como de toda la historia. Su Protocolo Notarial será pues el documento imprescindible para el conocimiento de tal suceso e historia.

Llegada la guerra civil, las momias fueron trasladadas a los sótanos del convento de las Carmelitas de Teruel para su custodia y tras finalizar la guerra fueron devueltas a su anterior ubicación.
Por fin en el año 1955 , año del IV centenario del descubrimiento de las momias, el diario LUCHA de la ciudad de Teruel tomó la iniciativa de llevar a cabo una campaña a nivel nacional con el fin de recaudar fondos para la construcción de un mausoleo digno. Si bien la campaña no tuvo demasiado éxito económico si que se consiguió que Juan de Ávalos visitara la ciudad por invitación expresa de los promotores de la idea. Perplejo ante el horrendo espectáculo que ofrecían las momias, se comprometió a realizar personalmente un mausoleo digno. Pocos meses después de su visita regaló a la ciudad de Teruel su maravillosa obra: el mausoleo de alabastro y bronce en el que actualmente reposan los restos de Diego de Marcilla e Isabel de Segura cuyas manos no llegan a rozarse en símbolo de un amor no culminado.