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Mostrando entradas de febrero, 2014

Los amantes de Teruel: de la leyenda a la historia

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Página de la historia Cuentan que en los albores del siglo XIII vivieron en Teruel dos jóvenes llamados Diego e Isabel. Sus familias estaban enemistadas desde hacía ya tiempo, pero el destino quiso que ambos se enamoraran en contra de los deseos familiares. Los Segura era una familia con poder y con buena fortuna en Teruel mientras que los Martinez de Marcilla eran considerados una familia de pocos recursos económicos. Un día los enamorados pidieron permiso para casarse y el padre de Isabel rechazó a Diego por no ser el pretendiente ideal para su hija, y por falta de un patrimonio y riqueza que este deseaba para hacer un buen matrimonio. Entonces Diego Juan Martínez de Marcilla juró hacer fortuna fuera de Teruel y volver al cabo de cinco años y pidió al padre de Isabel que no la casara con ningún otro hombre.

Los restos de los amantes de teruel

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  De la página "Teruel Tirwal" Las momias de los Amantes de Teruel descubiertas en el año 1555 en una capilla de la iglesia de San Pedro, permanecieron visibles allí mismo hasta el año 1578 en que fueron enterradas de nuevo en la capilla de San Cosme y San Damián de la misma iglesia por orden de don Andrés Santos, obispo de Teruel. El notario Yagüe de Salas, tras conocer la historia, mandó desenterrar los cuerpos y levantó acta notarial de los mismos así como de toda la historia. Su Protocolo Notarial será pues el documento imprescindible para el conocimiento de tal suceso e historia.

Los amantes de Teruel, historia y leyenda

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Pedro de Mingo Blog España eterna     (Iglesia de San Pedro en Teruel)      En el año 1555, cuando se realizaban unas obras en la capilla de San Cosme y San Damián de la Iglesia de San Pedro en Teruel, dos cuerpos que descansaban una sepultura en dicha capilla, aparecieron inexplicablemente momificados. Junto a ellos un documento que testimoniaba los sucesos que dieron lugar a la historia y muerte de ambos.

Los amantes de Teruel: la leyenda medieval

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Leyenda popular aragonesa Versión adaptada del Papel de Letra Antigua,   fechable a finales del siglo XIV y recogida en la página de la Fundación Amantes de Teruel En Teruel, un joven llamado Juan Martínez de Marcilla se enamoró de Isabel de Segura, hija de Pedro Segura. El padre no tenía otra hija y era muy rico. Los jóvenes se amaban mucho, hasta el punto que se hablaron. El joven le dijo que la deseaba tomar por esposa; ella respondió que el deseo de ella era el mismo, pero que supiese que nunca lo haría sin que su padre y madre se lo mandasen. Entonces, él la quiso más. El era un buen joven, pero no tenía riquezas. El joven dijo a la doncella que, como su padre tan sólo le despreciaba por la falta de dinero, que si ella lo quería esperar cinco años, él iría a trabajar por mar y por tierra, donde poder ganar dinero. Ella se lo prometió. Peleando contra los moros, ganó pasados cinco años cien mil sueldos, por mar y por tierra.

Los amantes de Teruel

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Leyenda popular aragonesa Versión de la página de la fundación "Bodas de Isabel" Estamos en los tumultuosos primeros compases del siglo XIII. En Teruel suenan campanas a boda; es el sonido que recibe a un caballero que, exhausto, llega a la villa por la cuesta de la Andaquilla. Se trata del popularmente conocido como Diego de Marcilla (Juan Martínez de Marcilla según los textos históricos), que regresa rico y famoso tras tomar parte en múltiples batallas. Diego (o Juan) está enamorado desde niño de Isabel de Segura con un sentimiento correspondido. Pero mientras que ella es de una familia importante, él es hijo segundo de otra más modesta. Sin embargo, el padre de Isabel accede a darle cinco años de tiempo para enriqueciese, tras los cuales y con este requisito podrá desposar a Isabel.

El campesino, el hijo y el burro

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Cuento popular anónim o . Versión tomada del blog Los cuentos de Nelly Hace muchos años, en un pueblecito de una comarca recóndita, un campesino que tenía un hijo de unos diez años, decidió que debía vender su burro en un mercado para tener algo más de dinero.   Como el mercado distaba mucho de su casita, se levantó temprano, le preguntó a su hijo si quería acompañarle y ambos se pusieron en marcha.   Al verlos un vecino, media hora más tarde, se echó a reír y le dijo al campesino: - Pero hombre, ¿cómo teniendo un burro tan lozano dejas que tu hijo haga el camino a pie? ja,ja,ja... ¡pero que bobo eres, vecino!

"Cantos de vida y esperanza"

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  Rubén Darío (1867-1916) Cantos de vida y esperanza (1904)   A J. Enrique Rodó Yo soy aquel que ayer no más decía el verso azul y la canción profana, en cuya noche un ruiseñor había que era alondra de luz por la mañana. El dueño fui de mi jardín de sueño, lleno de rosas y de cisnes vagos; el dueño de las tórtolas, el dueño de góndolas y liras en los lagos; y muy siglo diez y ocho y muy antiguo y muy moderno; audaz, cosmopolita; con Hugo fuerte y con Verlaine ambiguo, y una sed de ilusiones infinita.

Momo

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 Michael Ende   (1919-1995) Momo (1931) El aspecto externo de Momo ciertamente era un tanto desusado y acaso podía asustar algo a la gente que da mucha importancia al aseo y al orden. Era pequeña y bastante flaca, de modo que ni con la mejor voluntad se podía decir si tenía ocho años sólo o ya tenía doce. Tenía el pelo muy ensortijado, negro como la pez, y con todo el aspecto de no haberse enfrentado jamás a un peine o unas tijeras: Tenía unos ojos muy grandes, muy hermosos y también negros como la pez y unos pies del mismo color, pues casi siempre iba descalza. Sólo en invierno llevaba zapatos de vez en cuando, pero solían ser diferentes, descabalados, y además le quedaban demasiado grandes. Eso era porque Momo no poseía nada más que lo que encontraba por ahí o lo que le regalaban. Su falda estaba hecha de muchos remiendos de diferentes colores y le llegaba hasta los tobillos. Encima llevaba un chaquetón de hombre, viejo, demasiado grande, cuyas mangas se ar