Los ríos semánticos
(1929-)
La insoportable levedad del ser (1984)
"
El sombrero hongo se convirtió en el motivo de la composición musical
que es la vida de Sabina. Aquel motivo volvía una y otra vez y en cada
oportunidad tenía un significado distinto; todos aquellos significados
fluían por el sombrero de hongo como el agua por un cauce. Y puedo decir
que aquél era el cauce de Heráclito: «¡No entrarás dos veces en el
mismo río!»; el sombrero hongo era el cauce por el cual Sabina veía
correr cada vez un río distinto, un río semántico distinto: un mismo
objeto evocaba cada vez un significado distinto, pero, junto con ese
significado, resonaban (como un eco, como una comitiva de ecos) todos
los significados anteriores. Cada una de las nuevas vivencias sonaba con
un acompañamiento cada vez más rico. Tomás y Sabina se emocionaron en
el hotel de Zurich al ver el sombrero hongo e hicieron el amor casi
llorando, porque aquella cosa negra no era sólo un recuerdo de sus
juegos amorosos, sino también un recuerdo del padre de Sabina y del
abuelo que había vivido en un siglo sin coches ni aviones.
Ahora
podemos entender mejor el abismo que separaba a Sabina de Franz: él
escuchaba con avidez la historia de su vida y ella lo escuchaba a su vez
con la misma avidez. Comprendían con precisión el significado lógico de
las palabras que se decían, pero no oían en cambio, el murmullo del río
semántico que fluía por aquellas palabras.
Por eso cuando se puso el sombrero de hongo delante de él, Franz se quedó descolocado, como si alguien le hubiera hablado en un idioma extranjero. No lo encontraba ni obceno ni sentimental, era sólo un gesto incomprensible que lo descolocaba por su carencia de significado.
Por eso cuando se puso el sombrero de hongo delante de él, Franz se quedó descolocado, como si alguien le hubiera hablado en un idioma extranjero. No lo encontraba ni obceno ni sentimental, era sólo un gesto incomprensible que lo descolocaba por su carencia de significado.
Mientras las personas son jóvenes y la composición musical de su vida está aún en sus primeros compases, pueden escribirla juntas e intercambiarse motivos (tal como Tomás y Sabina se intercambiaron el motivo del sombrero de hongo), pero cuando se encuentran y son ya mayores, sus composiciones musicales están ya más o menos cerradas y cada palabra, cada objeto, significa una cosa distinta en la composición de la una y en la de la otra.
Si yo hubiera seguido todas las conversaciones entre Sabina y Franz, podría elaborar con sus incomprensiones un gran diccionario. Contentémonos con un diccionario pequeño.