Entradas

Mostrando entradas de agosto, 2012

"Me dueles"

Imagen
Jaime Sabines (1926-1999) Mansamente, insoportablemente, me dueles. Toma mi cabeza. Córtame el cuello. Nada queda de mí después de este amor. Entre los escombros de mi alma, búscame, escúchame. En algún sitio, mi voz sobreviviente, llama, pide tu asombro, tu iluminado silencio. Atravesando muros, atmósferas, edades, tu rostro (tu rostro que parece que fuera cierto) viene desde la muerte, desde antes del primer día que despertara al mundo. ¡Qué claridad de rostro, qué ternura de luz ensimismada, qué dibujo de miel sobre hojas de agua! Amo tus ojos, amo, amo tus ojos. Soy como el hijo de tus ojos, como una gota de tus ojos soy. Levántame. De entre tus pies levántame, recógeme, del suelo, de la sombra que pisas, del rincón de tu cuarto que nunca ves en sueños. Levántame. Porque he caído de tus manos y quiero vivir, vivir, vivir Recitado por el propio poeta:

"No es que muera de amor, muero de ti"

Imagen
Jaime Sabines (1926-1999)   No es que muera de amor, muero de ti. Muero de ti, amor, de amor de ti, de urgencia mía de mi piel de ti, de mi alma, de ti y de mi boca y del insoportable que yo soy sin ti. Muero de ti y de mi, muero de ambos, de nosotros, de ese, desgarrado, partido, me muero, te muero, lo morimos. Morimos en mi cuarto en que estoy solo, en mi cama en que faltas, en la calle donde mi brazo va vacío, en el cine y los parques, los tranvías, los lugares donde mi hombro acostumbra tu cabeza y mi mano tu mano y todo yo te sé como yo mismo. Morimos en el sitio que le he prestado al aire para que estés fuera de mí, y en el lugar en que el aire se acaba cuando te echo mi piel encima y nos conocemos en nosotros, separados del mundo, dichosa, penetrada, y cierto , interminable. Morimos, lo sabemos, lo ignoran, nos morimos entre los dos, ahora, separados, del uno al otro, diariamente, cayéndonos en múltiples estatuas, en gestos que no vemos, en nuestras manos

"No es nada de tu cuerpo"

Imagen
Jaime Sabines (1926-1999) No es nada de tu cuerpo ni tu piel, ni tus ojos, ni tu vientre, ni ese lugar secreto que los dos conocemos, fosa de nuestra muerte, final de nuestro entierro. No es tu boca  -tu boca que es igual que tu sexo-, ni la reunión exacta de tus pechos, ni tu espalda dulcísima y suave, ni tu ombligo en que bebo. Ni son tus muslos duros como el día, ni tus rodillas de marfil al fuego, ni tus pies diminutos y sangrantes, ni tu olor, ni tu pelo. No es tu mirada -¿qué es una mirada?- triste luz descarriada, paz sin dueño, ni el álbum de tu oído, ni tus voces, ni las ojeras que te deja el sueño. Ni es tu lengua de víbora tampoco, flecha de avispas en el aire ciego, ni la humedad caliente de tu asfixia que sostiene tu beso. No es nada de tu cuerpo, ni una brizna, ni un pétalo, ni una gota, ni un grano, ni un momento. Es sólo este lugar donde estuviste, estos mis brazos tercos Recitado por el propio poeta:

"Tu nombre"

Imagen
Jaime Sabines (1926-1999) Trato de escribir en la oscuridad tu nombre. Trato de escribir que te amo. Trato de decir a oscuras esto. No quiero que nadie se entere, que nadie me mire a las tres de la mañana paseando de un lado a otro de la estancia, loco, lleno de ti, enamorado. Iluminado, ciego, lleno de ti, derramándote. Digo tu nombre con todo el silencio de la noche, lo grita mi corazón amordazado. Repito tu nombre, vuelvo a decirlo, lo digo incansablemente, y estoy seguro que habrá de amanecer.

"La luna"

Imagen
Jaime Sabines (1926-1999) La luna se puede tomar a cucharadas o como una cápsula cada dos horas. Es buena como hipnótico y sedante y también alivia a los que se han intoxicado de filosofía Un pedazo de luna en el bolsillo es el mejor amuleto que la pata de conejo: sirve para encontrar a quien se ama, y para alejar a los médicos y las clínicas. Se puede dar de postre a los niños cuando no se han dormido, y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos ayudan a bien morir Pon una hoja tierna de la luna debajo de tu almohada y mirarás lo que quieras ver. Lleva siempre un frasquito del aire de la luna para cuando te ahogues, y dale la llave de la luna a los presos y a los desencantados. Para los condenados a muerte y para los condenados a vida no hay mejor estimulante que la luna en dosis precisas y controladas Recitado por el propio poeta:

"Doña Luz XVII"

Imagen
Jaime Sabines (1926-1999) Lloverás en el tiempo de lluvia, harás calor en el verano, harás frío en el atardecer. Volverás a morir otras mil veces. Florecerás cuando todo florezca. No eres nada, nadie, madre. De nosotros quedará la misma huella, la semilla del viento en el agua, el esqueleto de las hojas en la tierra. Sobre las rocas, el tatuaje de las sombras, en el corazón de los árboles la palabra amor. No somos nada, nadie, madre. Es inútil vivir pero es más inútil morir.

"Espero curarme de ti"

Imagen
Jaime Sabines (1926-1999) Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad. ¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante. En una semana se puede reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio. Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada. Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: "que calor hace", "dame agua", "¿sabes manejar?", "se te hizo de noche"...Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho "ya es tarde", y tú sabías que decía "te quiero".) Una semana más para reunir

"Me doy cuenta de que me faltas..."

Imagen
Jaime Sabines (1926-1999) Me doy cuenta de que me faltas y de que te busco entre las gentes, en el ruido, pero todo es inútil. Cuando me quedo solo me quedo mas solo solo por todas partes y por ti y por mí. No hago sino esperar. Esperar todo el día hasta que no llegas. Hasta que me duermo y no estás y no has llegado y me quedo dormido y terriblemente cansado preguntando. Amor, todos los días. Aquí a mi lado, junto a mí, haces falta. Puedes empezar a leer esto y cuando llegues aquí empezar de nuevo. Cierra estas palabras como un círculo, corno un aro, échalo a rodar, enciéndelo. Estas. cosas giran en torno a mí igual que moscas, en mi garganta como moscas en un frasco. Yo estoy arruinado. Estoy arruinado de mis huesos, todo es pesadumbre.